Silencio… ejercitarlo nos permite escuchar los sonidos de nuestra alma y que nuestras palabras salgan llenas de mayor reflexión y más amor. Aprovechemos la calma del verano, donde bajamos un poco la velocidad de nuestro año laborar más activo y busquemos momentos personales de silencio.
Inevitablemente cuando bajamos los sonidos o ruidos externos, las palabras se escuchan nítidas en nuestro corazón.
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